Mis alas gritan en la noche
susurran melodiosos acantilados
desnudan sus párpados visionarios al viento
y mil nervios en la sombra retuercen un canto
hinchado en las vísceras del silencio.
En los huesos resquebrajados del principio
la ciudad de los árboles arcanos
indujo visiones al caminante,
y en el eco profundo de la tierra
la raíz frenética de la experiencia,
arrojó mis alas por la noche,
hasta desatar en mí la jungla
el delicado perfume de los ebrios helechos
colgantes de los crepúsculos taciturnos
donde gimieron las criaturas bajo la lluvia.
Ruge el animal en la máscara del chamán
pisa sobre la maraña de insectos vibrantes
y salta a través del páramo de fuego.
¿Qué es el verso sino un hombre en pleno vuelo?
Mis alas gritan por la noche
sobre los fugaces acantilados…